La ozonoterapia no solo mejora la circulación en tejidos afectados, sino que también optimiza el transporte de oxígeno, suministrando energía a áreas inflamadas. Actúa como vacuna, estimulando la producción de anticuerpos, y potencia la agresividad de los leucocitos para combatir virus con mayor eficacia. Además, tiene un efecto antitóxico sin dañar los tejidos, y su resistencia a sistemas enzimáticos permite enfrentar diversos agresores.
Destacando como una medicina natural, la ozonoterapia complementa tratamientos sin competir con otras aplicaciones médicas. Sus sesiones son rápidas, eficaces y económicas, variando en cantidad y duración según la afección tratada. Las aplicaciones, realizadas localmente o mediante inyecciones, son seguras y sin efectos adversos, brindando resultados notables.
Explora las múltiples formas de aplicación, desde campanas de vidrio hasta insuflación rectal y cremas, adaptándose a las necesidades específicas. El ozono, un gas inestable, se descompone sin dejar residuos tóxicos y se transforma en oxígeno dentro del organismo. Además, se destaca como un inmunoestimulante, desactivador del dolor y antiinflamatorio potente.